más viejo que otros días…

«Sé quién era esta mañana, pero creo que desde entonces he cambiado varias veces». La frase copiada a Alicia (sí, la del país de las maravillas), ha estado ya varios días como nick de mi messenger. «Todo fluye», diría el viejo Heráclito, al plantearnos que nunca nos bañamos en el mismo río. La vida, como la historia, es un constante devenir, a veces raro, a veces entendible. A veces estable y permanente, a veces rápido, repentino y marchito. Hace veintiseis años, según dicen mis viejos, nací en el sombrío y tétrico hospital Sótero del Río. Sería poco decir que los he disfrutado, porque soy uno de tantos que ama la vida. Estos raros devenires han permitido que en mi encuentro se topara gente tan bella, entre quienes son mi familia, mis amigos y amigas. Se me ha permitido disfrutar de la concreción de una serie sueños y proyectos, los que me hacen sentirme un ser humano pleno. He tratado de vivir bajo el mandamiento de otro viejo, Aristóteles, quien dijo que el primer mandamiento para el hombre es ser feliz. Soy feliz. Soy feliz compartiendo con otros seres humanos. Soy feliz estudiando, leyendo y escribiendo. Soy feliz cuando trabajo en lo que amo. Soy feliz cuando tomo mis amargodulzones cafés. Soy feliz cuando estoy frente a mi biblioteca y abro mis libros para olerlos y «volarme» en ellos. Soy feliz cuando me siento a conversar horas y horas con la gente que amo. Soy feliz cuando asisto a la iglesia y me encuentro con los chiquillos y chiquillas con quienes participo de manera común en la fe de Jesús. Soy feliz al saber que Él está a mi lado. Soy feliz cuando camino por las calles de mi ciudad bajo la lluvia o impulsado por el tan nuestro viento Raco, que con su tibieza, armoniza de otra manera las noches invernales. Soy feliz, cuando mis huellas descalzas quedan impresas en la orilla de la playa. Soy feliz, también, cuando estoy solo, y me tiro en el suelo de mi casa a escuchar la música que tengo grabada en mi computador. Soy feliz cuando compro en la calle, a la casera de siempre, el sabroso y jugoso sandwisch de potito. Soy feliz cuando trasnocho viendo una película. Soy feliz cuando puedo ver al perro Martín, el mismo que menea su cola cuando me ve y salta para lengüetearme. Soy feliz cuando recuerdo. Soy feliz porque tengo esperanzas. Realidades cambiantes, estado de felicidad permanente. Una aspiración… ser más feliz. Interesante, es que estas líneas felices, emanaran de la certeza de amanecer más viejo. Bueno, por eso, también soy feliz.

Luis Pino Moyano.

Publicado en un extinto blog, el día de mi cumpleaños, el 4 de marzo de 2008.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s