Poco después de conocernos, luego de tiempo de escribirnos por mail, o sabiendo de nosotros por voces terceras, decidimos detener nuestro camino individual y reunirnos ligando nuestras vidas para construir una subjetividad de a dos. Desde esa fecha, un sábado 24 de mayo de 2008, han pasado cinco años. Son tantas las cosas que se me vienen a la mente al pensar en dicho día y en los años en los que juntos hemos avanzado en esta caminata. Hemos pasado momentos bellos y felices, y también hemos pasado momentos tristes, duros y difíciles. Pero nuestro amor ha sido fuerte y ha sobrevivido a pesar de circunstancias adversas. Contigo, mi Mónica bienamada, he aprendido a ser un cada vez más y mejor hombre. El hombre que te ame, según el decir de Gioconda Belli, que está rodilla en pecho pujando por mundos mejores. Contigo he conocido el amor de verdad, ese que es mucho más que el embobamiento de primera vista, que debo reconocer me impactó algunos días antes de comprometernos para siempre. El amor de verdad que florece y da frutos maduros luego de que la semilla cae en la tierra y muere. El amor que tiene más gozo en dar que en recibir, pero que demás está decir, que dándonos los dos, ambos recibimos. Eres mi compañera políticamente evolucionada, con la que comparto sueños, anhelos y esperanzas, de la mano con nuestros bellos hijo e hija, Miguel y Sophía. Estoy tremendamente agradecido de tu enorme sabiduría y la claridad con la que me ayudas a ver más allá de los nubarrones y sombras. Agradecido de la cotidianeidad y de despertar junto a ti cada día. Y contento de experimentar aquello que el cantor Víctor Jara diría a Joan: “cuando voy al trabajo pienso en ti… En ti, compañera de mis días y del porvenir… laborando el comienzo de una historia sin saber el fin”. Eres eso, mi compañera, la del presente y el futuro. No sé cómo terminarán nuestros días, pero sé que serás mi compañera y estaremos juntos, viejos quizá, amándonos y cuidándonos. Esto no sólo porque nuestro amor sea pulentosamente revolucionario, sino porque el Dios de toda gracia nos sostiene y sostiene nuestro amor, que se concretizó en la decisión del 24 de mayo de 2008, junto a la decisión que día a día seguimos tomando por estos cinco años. Como diría Dietrich Bonhoeffer en sus cartas de la prisión, “así como se entregaron el anillo mutuamente y ahora lo han recibido por segunda vez de manos del pastor, de esa manera el amor proviene de ustedes, pero el matrimonio proviene de arriba, de Dios. Así como Dios está en lo alto por encima del hombre, así también lo están la santidad, los derechos y la promesa de amor. No es su amor lo que sostiene al matrimonio sino, de ahora en adelante, es el matrimonio lo que sostiene su amor”. En ese sostenimiento, Cristo, el Redentor, ha sido suficiente. Te amo vida mía.
Luis Pino Moyano.
LOS CASADOS.
Gioconda Belli.
“Para la guerra sin cuartel que nos espera, no tengo otro arsenal más que el amor”.
Nos lanzamos sin miramientos
al cotidiano oficio de querernos
al tiempo del lavabo y del cepillo
a la espuma del baño
a las noches de almohadas compartidas
al espejo común
en que la desnudez rasga sin compasión
los velos del misterio.
Pareja humana somos
cuerpos de luz y de estropicio
Bajo las sábanas huele el sexo, el sudor, lo ingerido,
y en la mañana a veces
el vino duerme rancio en la boca asomado a los besos.
Esto y mucho más sobrevivimos
aprendemos el gusto de lo usado y sabido
el consuelo del gesto adivinado
las mañas, la manera de acomodarnos en la cama
los ruidos, los ronquidos
el peso de los pasos cuando se va o se viene
el sigiloso celo con que cada uno labra su trinchera
y protege su pequeña ventana donde mirar la luna
sin ser visto.
Redondo es el círculo de la intimidad
y asombroso el arsenal del amor
que con fallidas piedras
erige su castillo
y lo defiende.
Creo que este placer de amarse será hasta que la muerte los separe, pues » CORDÓN DE TRES DOBLECES, ES DIFICIL DE CORTAR » Bendiciones.
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