Tesis sobre Pedofilia: cuando el discurso justificador se confunde con constructo teórico. 

No es extraño que tesis del año 2016 o del 2020 no sean discutidas de manera inmediata. Son cientos de tesis, año tras año, que quedan en el olvido de archivos virtuales o en anaqueles de biblioteca llenos de polvo, a no ser que en un acto de persistencia de quienes las escriben, se difundan en diversos soportes. Aún así, el público que accede a ellas, sigue siendo limitado. Lo extraño, es que sus propuestas se visibilicen y se discutan en las redes sociales, por personas ligadas a la academia o por la ciudadanía de a pie que decide entrar al debate con mucha pasión, a veces muy alejada del mundo en que se producen este tipo de documentos. Algo tiene que pasar para que esto ocurra. La propuesta tiene que llamar de tal manera la atención que un grupo amplio decida discutirla. 

Eso fue lo que ocurrió este fin de semana, especialmente en la red social Twitter. Dos tesis realizadas en la Universidad de Chile, fueron objeto de la discusión de quienes participan de esa plataforma virtual. La propuesta de sus autores, no sólo llamaba la atención, sino que tienen un carácter que impiden la neutralidad en el acercamiento. Es imposible no posicionarse cuando es la niñez la que se ve en riesgo, cuando los mínimos éticos de la sociedad son obnubilados con sofismas de baja calaña. No es posible ser neutral frente a la pedofilia, sobre todo después de la conciencia generada por las acciones en búsqueda de justicia contra sacerdotes como Karadima o Precht en Chile, o después del movimiento #MeToo y su irradiación por el mundo completo. Al 2022 existen más herramientas y se visibiliza un amplio campo de experiencias en la lucha para erradicar las prácticas abusivas de lo micro a lo macro. 

Es desde ahí que no deja de producir escozor, rabia e incluso asco las propuestas teóricas de Leonardo Arce en “Pedófilos e infantes. Pliegues y repliegues del deseo” (tesis para optar al grado de Magíster en Estudios de Género y Cultura en América Latina, que tuvo como profesora guía a Olga Grau); y la de Mauricio Quiroz en “El deseo negado del pedagogo: ser pedófilo” (Tesis para optar a la Licenciatura en Educación Media con mención en Filosofía y para el título de profesor en la misma disciplina [con estudiantes del ciclo Media, ¡plop!], que tuvo como profesora guía a Marcia Ravelo). Cuando comenzaron a aparecer los pantallazos y en un contexto en el que las fake news son pan cotidiano, muchas personas se preguntaron si estas tesis existían de verdad, y bueno, es allí donde aparecen los links del repositorio virtual de tesis de la Universidad de Chile, en el que se podía hacer lectura de las tesis sin la mediación de otras personas. 

Los pedófilos serían personas de “deseo culposo” que deben exorcizar las culpas de amar a quienes aman, lo que se traduce en niños y niñas de “deseo inquieto” que podrían ser tocados “sin miedo ni culpa”, para conformar el par indisoluble de pedófilo-infante. Que los mejores maestros respecto de la infancia pueden encontrarse en quienes “se encuentran enamorada de ella”. Que la negación del acceso sexual a las infancias es una negación de su potencial erótico, de la que urge su reconocimiento y valoración renovada en tanto “otra vertiente plausible dentro de la comunicación entre infantes y adultos”. Todo esto es parte de lo que plantea Arce. Por su parte, Quiroz postula una tesis de suyo grotesca: él considera que la pedagogía guarda dentro de sí el oculto deseo pedofílico respecto del estudiantado. En este caso, citaré textualmente la parte final de su conclusión: 

“Hoy no es difícil para un alumne encontrar fotos, videos de un profesxr erotizando su cuerpo en redes, incluso haciendo porno. El auge del trabajo virtual  y la pedagogía en redes sociales nos obliga a les profesores a preguntarnos sobre nuestra sexualidad: ¿Qué sucede si un alumne se masturba con mi cuerpo virtual? ¿Qué dice de mí, un adulto y profesor, si no dejo de producir porno a sabiendas que alumnes míos lo ven? ¿Hay allí algún deseo pedófilo? ¿Debo recluir aún más mi sexualidad disidente en post [sic] de la sexualidad? ¿Secuestrar el deseo? Internet no solo asegura lo anónimo de un cuerpo sino lo intemporal, les cuerpos no parecen tener edad en lo virtual. 

Dicho todo esto y llegados a este punto, respondamos por fin a la pregunta de Schérer planteada al principio de este texto ¿Qué relación guarda la educación con la pederastia y la pedofilia? Deseo de producción sexual del niñe, pero también del adulto. La educación se ha construido imitando al amante de niñes, pero siempre negándolo. La historia de la educación es una historia de la pedofilia negada”. 

Leo esto y no puedo dejar que incluso entre mis estudiantes de Enseñanza Media encuentro más argumentación que en todas las oraciones lanzadas al voleo por Quiroz. Tanta vulgaridad en un producto académico, para torcer la realidad, al nivel de preguntarse, ante la realidad plausible de la producción de contenido erótico o pornográfico por personas adultas, si acaso hay un deseo oculto por mostrarse frente a quienes son estudiantes, en vez de preguntarse por actos de una voluntad responsable por poner límites en los accesos a las plataformas virtuales propias en relación a menores de edad, y en el cuidado que reconoce la escasa privacidad de lo que circula en el espacio virtual. Y, por cierto, la vulgaridad argumental y perversión de la realidad que considera que el acto de amor necesariamente conlleva el impulso erótico. No hay posibilidad de amar fraternal o amicalmente en una lógica como esa. Como profesor por más de doce años en el sistema escolar me rebelo contra una lógica que entiende que la cercanía con el estudiantado necesariamente niega el reconocimiento del rol en un acto de ocultamiento de la pulsión erótica pedofílica. 

Y lo más importante, me rebelo contra ambas propuestas, puesto que esto que Arce y Quiroz llaman “amor” tiene que ser entendido como abuso de poder. Esa atracción erótica de parte de estudiantes o menores de edad respecto de una persona adulta, que hace que dicho sujeto de derechos vea al otro más grande, poderoso, bello, inteligente de lo que es es una sublimación propia del estar dentro de un círculo de violencia. Justificar a quien se aprovecha de su poder para satisfacer sus deseos egocéntricos es comportarse como Errázuriz y Ezzati frente a los curas pedófilos que estaban bajo su autoridad. Estas tesis operan de manera similar a los discursos negacionistas respecto de las violaciones a los derechos humanos. Son acicate y sostén de la vulneración de los derechos de personas humanas que necesitan un cuidado prioritario: niños, niñas y adolescentes. Es una grosera ofensa a la conciencia cualquier otra mirada. 

Por eso, es grave que el Decanato de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile el día de hoy haga una declaración en la que se señale a la letra: “consideramos que las investigaciones aludidas corresponden a trabajos académicos de corte puramente teórico, que no reportan intervención sobre poblaciones humanas, y que, incluso habida cuenta de lo discutible de su contenido, cumplieron con los requerimientos del proceso de evaluación académica, según lo que está exigido por las comisiones académicas que en su momento tuvieron a cargo la tarea respectiva”. Ya. Es cierto, que en las tesis relacionadas con el campo de las humanidades y las ciencias sociales se evalúa el levantamiento de un problema de investigación y de una hipótesis, junto a la coherencia del desarrollo argumental establecido por éstos a lo largo de la tesis, sin juzgar las conclusiones a las que llega quien realiza la investigación. ¡Pero hay mínimos éticos! ¿O se va a sustentar un buenaondismo de la no-intervención cuando se plantean cuestiones que son gravosas para nuestra sociedad? ¿Cómo quienes fueron profesoras guías de estas tesis se mantuvieron en dicho rol durante el proceso conociendo los alcances de estas investigaciones? ¿Cómo en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile no se hizo nada al respecto cuando en esos mismos años profesores fueron objetos de funas por prácticas de abuso o acoso a estudiantes? ¿Cómo la conciencia del abuso, concreta y contemporánea, no hacen nada? ¿Por qué prestarse para afianzar estos bodrios? ¿Desde cuándo en el campo de las Humanidades y las Ciencias Sociales se volvió al positivismo que sustenta la asepsia académica? ¿O la separación del científico del político al estilo Max Weber? Este tipo de investigaciones se sustenta en la mayoría de las ocasiones en la ensoñación de un mundo, de un horizonte de expectativas, y no simplemente en el cumplimiento de un requisito académico, pues quien mide siempre modifica lo medido. Tesis vulgares. Pero tristemente, también, un comunicado paupérrimamente vulgar del decanato. 

No puedo dejar de decir lo siguiente: en mi cotidianidad me relaciono y trabajo con personas que sustentan ideas que son motejadas como progresistas, llámense, personas de izquierdas, que van de un marxismo crítico al anarquismo, feministas, personas que reivindican a las diversidades sexuales, ecosocialistas, etcétera. No conozco a nadie que sustente el tipo de visión que se releva en las tesis de marras. Por otro lado, como trabajador de la educación soy profundamente partidario de una Educación Sexual Integral, que no sólo enseñe cuestiones relacionadas con el cuerpo, sus órganos, las relaciones afectivas y eróticas, sino también el autocuidado y la prevención de prácticas abusivas. Nada de lo planteado puede ser especializado como propio de un sector político, so pena de caer en la bajeza de aprovechar las circunstancias en el debate político. Lo que hay acá es una mirada radicalmente individualista que pierde de vista a la comunidad. Una mirada que no entiende que las personas humanas no somos puro deseo y emociones, sino que en un carácter integral, también somos intelecto y voluntad. Siempre podemos tomar decisiones. Allí, se hace una necesidad pertinente y constante ser conscientes del poder que tenemos, para que conscientemente podamos ocupar dicho poder sin dañar a otras personas. 

El abuso no es amor. Es todo lo contrario. Es el odio que desprecia la humanidad. 

Luis Pino Moyano.


Anexo:

Tesis en PDF: “Pedófilos e infantes. Pliegues y repliegues del deseo”.

Tesis en PDF: “El deseo negado del pedagogo: ser pedófilo”.

Edición posterior, 27-12-2022, 16:45 hrs.

Por fin apareció un comunicado institucional en el tono que correspondía, esta vez de la mano de la rectora Rosa Devés. Esto hace necesario que, siendo la Universidad de Chile una institución pública, y que la temática reviste una grave connotación pública, los resultados del sumario instruido y de los nuevos procedimientos de salvaguarda ética para que investigaciones que hagan apología de cualquier tipo de práctica abusiva no se vuelvan a dar en el tiempo, requieren que sean reportados de manera pública. Se trata de la Universidad de Chile, no de cualquier centro de estudios. 

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