El libro que nació de este blog: «En el balcón y en el camino. Reflexiones desde una cosmovisión cristiana».

En estos días apareció mi libro «En el balcón y en el camino. Reflexiones desde una cosmovisión cristiana», el que ya por el título muestra una ligazón con este blog. Lo que hicimos allí fue compilar una serie de artículos del blog, en total veintitrés, unidos en cuatro secciones: Cosmovisión, Política y sociedad, Teología e historia y Problemas éticos. Lo que los une es su sustrato: una cosmovisión cristiana arraigada en la Biblia, que se transforma en un punto focal para entender toda la realidad, pues nuestra fe es pública y cósmica, excediendo con creces los límites de lo privado. El libro fue publicado con el sello editorial de Ediciones del pueblo.

Nunca deja de ser oportuno recordar por qué el libro, al igual que este blog, se llama «En el balcón y en el camino». Esto se lo debo al teólogo presbiteriano Juan Mackay, quien define dos modos de hacer teología y de ser en el mundo catalogados con las metáforas del balcón y del camino. Como señalo en la introducción, mi propuesta contradiciendo-y-complementando a Mackay consiste, haciendo uso de sus caras metáforas, en no rehuir el balcón, la contemplación, la reflexión y el asombro, junto con el deleite del camino, de la experiencia junto a otros en la batalla de la vida. Se puede oler a ovejas como a libros y papeles, porque se puede leer la Biblia y los signos de los tiempos. Sin olvidar, huelga decirlo, que la Biblia es la norma sobre todas las normas, el lente que nos permite descubrir el cristianismo como cosmovisión y sentido de la vida (para más detalle, sigue leyendo y te encontrarás con una sorpresa digital). 

[Edición posterior].

Les invito a adquirir el libro. Pueden hacerlo en Amazon (en sus versiones impresa o digital). Si vives en Chile, resulta más económico acceder a él por medio de Buscalibre

El día 29 de abril de 2021 se realizó, por medio de la Fanpage de Ediciones del Pueblola presentación del libro. Comentaron: Rev. Vladimir Pacheco, Pastor Presbiteriano; Camila Montero, socióloga UC; y Juan Pablo Espinosa, teólogo y educador, académico de la UC y de la U. Alberto Hurtado. Les comparto el vídeo acá:

La presentación de Juan Pablo Espinosa, titulada «En el balcón y en el camino. Una topografía habitada para pensar la teología. Presentación a la obra de Luis Pino Moyano», fue publicada en «Estudios Evangélicos» y la puedes leer haciendo clic aquí.

[Edición posterior #2]

El 17 de mayo tuve la oportunidad de conversar con Abner Jaramillo y Daniel Valladares sobre los contenidos de libro en el podcast de «Imagen Bautista». Les comparto el vídeo acá: 

 


[Edición posterior #3]

Hoy, 24 de diciembre de 2021, y considerando que ya ha pasado un tiempo de la publicación, y estando convencido del principio de un conocimiento democratizado, al alcance de quienes pueden comprar libros impresos o digitales, como de quienes no pueden hacerlo y, junto con ello, creyendo que un PDF jamás podrá remplazar al libro de papel y que dicho archivo puede motivar a tener el objeto libro en físico, es que comparto mi libro en formato PDF, sin costo alguno, para que corra libre por balcones y caminos. 

Libro en PDF: En el balcón y en el camino. Luis Pino.

Cordialmente, Luis. 

 

¿Por qué este nuevo blog?

"Caminante", Fabio Avila.
«Caminante», Fabio Avila.

Hace varios años atrás, iba en una micro, de esas nunca bien ponderadas amarillas, rumbo a la que era mi casa en Puente Alto. Recién había adquirido un diccionario en una librería de calle Amunátegui. Me gustó mucho la presentación que Alfonso Ropero hacía de dicho texto de consulta, escrito por el ex sacerdote Francisco Lacueva. El prologuista presentaba al autor como alguien que no era discípulo de uno mismo. Esa expresión, “no ser discípulo de uno mismo”, la fui masticando, hasta que llegué a la convicción de hacerla mía.

En esa convicción he vivido ya varios años. Aunque debo declarar que no ha sido fácil y que no siempre mis decisiones, respecto a pensamientos anteriores, han sido las mejores. Por lo que me he visto obligado nuevamente a reformular opiniones, criterios, inclusive más, demoler todo para pararme desde otro “lugar de producción”, desde otra “cosmovisión”. No quiero adelantarme mucho, pero quiero decir que mi trabajo con jóvenes, en la predicación y enseñanza en la Iglesia Pentecostal Naciente; mi paso por el Instituto Bíblico Nacional, lo que me llevó a tomar mis primeras armas en la teología; mi encuentro con Vladimir Pacheco el año 2001, con quien conocí a Calvino más allá de los típicos prejuicios; mi paso por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, donde fui formado en la disciplina historiográfica; la decisión de tomar otra vereda eclesial, en Puente de Vida, que me ha hecho encontrarme con el evangelio y con la reforma constante a la luz de las Escrituras; mi breve paso por el Seminario, que espero retomar con mayor compromiso; la familia consanguínea con quienes crecí, las conversaciones y luchas interminables con mis amigos Pablo y Cristian, la familia que formamos con Mónica y que hoy integran Miguel y Sophía… todo eso ha sido parte de un largo proceso reformacional. Mi proceso reformacional, como le llamo. Proceso que no ha concluido aún. Pero en el que seguiré caminando, confiando y viviendo en-y-por la gracia cara de la que hablara hace muchos años Bonhoeffer.

Todavía estoy en deuda, creo. Me falta escribir algo con más detalles sobre este proceso del que les hablo. Cuando lo escriba, estará aquí, en este blog. Y me encargaré de que llegue a una serie de personas con las que comparto la vida, el pensamiento, la fe, tanto en el balcón como en el camino, porque contradiciendo-complementando a Mackay, no tiene porque trazarse una oposición binaria entre ambos.

Hace unos meses atrás cerré por un tiempo mi Facebook. La idea era dar un paso al costado y marcar un quiebre. Un antes y un después en este camino. El comenzar este blog es otro paso. Es interesante que no parta ex nihilo. He tomado una serie de posts de otros blogs. Blogs que cerraré pronto y que son (¡fueron!) una muestra contundente de cómo estaba viviendo mi cristianismo. Un cristianismo que no era relevante, porque no tenía nada que decir para el aquí y el ahora. Que separaba el “Interpretando para Transformar” del “Pensar y vivir la Fe”. Eso es dualismo. Es no vivir bajo las enseñanzas del Maestro de Galilea, quien reclama no una parte de la vida, sino la vida toda. Incluso, radicalmente, la muerte, para así encontrar la vida. De un tiempo a esta parte, traté de conciliar esto, poniendo los mismos posts en ambos blogs. Pero había que hacer algo más radical. Porque si la mano, al decir metafórico de Cristo, es ocasión de caer, hay que cortarla. Este blog es ese corte. He rescatado 16 “entradas”, de más de cuatrocientas, teniendo como criterio selector, aquellas en las que se percibe la transversalidad cosmovisional. Algunas de ellas puede que tengan ripios, pero espero que sólo sean parte de ese camino, de ese proceso reformacional que aún no termina, y que gracias a Dios no vivo solo, sino con la comunidad de fe, quienes cumplen su labor de edificación.

Hoy este blog, se hace parte de aquello que dijera Abraham Kuyper:

«No hay un centímetro cuadrado en todo el dominio de la existencia humana sobre la que Cristo, quien es soberano sobre todo, no proclama: ‘¡Es mío!’”.

En Cristo, Luis Pino Moyano.